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Día de Muertos: secretos, curiosidades y orígenes ocultos de una tradición viva

  • Foto del escritor: Staff Curioso
    Staff Curioso
  • 30 oct 2024
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 6 nov 2024



Esculturas en forma de perros hechas con flores de cempasúchil.
Fachadas alusivas al Día de Muertos en Oaxaca.

Cada año, los colores vibrantes, el aroma del cempasúchil y el misticismo envuelven a México en un homenaje único: el Día de Muertos. Esta celebración, que ha sido reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO desde 2008, es mucho más que una fecha en el calendario. Aunque es ampliamente conocida y celebrada en todo el país, esta festividad oculta secretos y detalles que incluso sus seguidores más devotos podrían desconocer.


El origen de una tradición milenaria: raíces profundas


Aunque la mayoría de los mexicanos sabe que el Día de Muertos tiene raíces prehispánicas, pocos conocen el detalle de estas creencias y su transformación con la llegada de los colonizadores. Para muchas culturas indígenas, como los mexicas y los purépechas, la muerte no era un final, sino un paso hacia otro plano. Los mexicas, por ejemplo, creían en un lugar llamado Mictlán, el inframundo al que llegaban las almas tras un arduo viaje de cuatro años, donde el señor y señora de la muerte, Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl, esperaban su llegada.


Con la llegada de los españoles en el siglo XVI, esta visión se entrelazó con las festividades europeas del Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos, creando una tradición híbrida que conocemos hoy. Sin embargo, la esencia indígena nunca se perdió del todo. Por ejemplo, en Michoacán, la Noche de Muertos de los purépechas sigue siendo una de las más emblemáticas, celebrada con un profundo respeto y conexión con los ancestros.


La flor de cempasúchil: más que un ornamento


La flor de cempasúchil, o Tagetes erecta, es uno de los íconos más representativos del Día de Muertos. Sin embargo, su relevancia va mucho más allá de su vibrante color y su fragancia. Los antiguos mexicas creían que el cempasúchil tenía la capacidad de guíar las almas de los muertos debido a su color brillante y su aroma penetrante, que simbolizaban la luz del sol y el calor necesario para iluminar el camino de regreso al mundo de los vivos .


De hecho, estudios botánicos recientes han revelado que esta planta tiene compuestos volátiles que atraen insectos específicos. Según el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN, es posible que esta propiedad haya sido observada por las culturas indígenas, relacionándola con la idea de guiar a las almas. Además, la flor de cempasúchil se ha usado históricamente en rituales para purificar el aire y proteger los espacios sagrados.


Ofrendas: más que un altar, un mensaje al más allá


Las ofrendas son otro elemento fundamental del Día de Muertos. Aunque muchos piensan en ellas como una colección de objetos en un altar, su simbolismo va mucho más allá. Cada nivel y cada objeto tiene un propósito específico. Por ejemplo, el pan de muerto no solo representa el alimento, sino que está inspirado en los sacrificios humanos prehispánicos, donde el corazón era ofrecido a los dioses. Esta simbología se transforma durante la colonización y adopta un enfoque cristiano con el uso del pan.


Un dato interesante es el uso del copal. Esta resina, considerada sagrada en Mesoamérica, se utilizaba para purificar y elevar las plegarias. Aún hoy, en varias regiones de México, como en Oaxaca, se sigue usando el copal en las ofrendas para “limpiar” el camino de los difuntos, asegurando así su regreso y estancia pacífica durante su visita.


Calaveras literarias: la sátira inmortal


Las calaveras literarias son un aspecto fascinante y muy mexicano del Día de Muertos. Estas composiciones poéticas, que satirizan la muerte y hacen críticas humorísticas a personajes vivos, surgieron en el siglo XIX como una forma de expresar disconformidad social de manera ingeniosa. Se cree que la primera “calavera” publicada fue una burla al periódico “El Socialista” en 1849, ridiculizando tanto a sus editores como a la muerte.


Hoy en día, las calaveras literarias siguen siendo una tradición viva, presentes en periódicos, escuelas y redes sociales. De hecho, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) organiza cada año un concurso nacional de calaveras literarias, lo que ha impulsado a que más personas participen y exploren esta faceta crítica y humorística del Día de Muertos.


La importancia de la muerte para los vivos: una filosofía mexicana


Para los antiguos mexicanos, la vida y la muerte eran dos caras de la misma moneda. Se vivía no solo para experimentar el presente, sino para dejar una huella más allá del paso por la tierra. En la actualidad, la tradición del Día de Muertos es una forma de conectar con los ancestros y honrar su memoria, mientras se refuerza la identidad cultural y familiar. Esta conexión se ve especialmente en lugares como Janitzio, donde los habitantes pasan toda la noche velando y conversando con sus difuntos.


La popularidad del Día de Muertos en el cine y la cultura pop


En las últimas décadas, el Día de Muertos ha ganado notoriedad internacional, en gran parte gracias a la industria cinematográfica. Películas como Coco de Disney-Pixar no solo visibilizaron la festividad a nivel mundial, sino que también ayudaron a preservar y valorar la tradición dentro de México, especialmente entre las nuevas generaciones . Aunque existen debates sobre la “disneyficación” de la festividad, es innegable que el éxito de estas producciones ha tenido un impacto positivo en la revalorización de la tradición.


Las variantes regionales: una tradición, múltiples rostros


Aunque la mayoría de los mexicanos está familiarizada con la imagen popular del Día de Muertos, existen muchas variantes regionales que dotan a la celebración de una riqueza impresionante. Por ejemplo, en Mixquic, los habitantes organizan un recorrido con velas a lo largo del panteón, mientras en Chiapas se realiza la “comida de las almas”, una cena comunitaria en honor a los difuntos. Esta diversidad demuestra que el Día de Muertos no es una festividad monolítica, sino un caleidoscopio cultural.


Una celebración viva y en evolución


El Día de Muertos es una celebración profundamente arraigada en la identidad mexicana, pero lejos de ser una tradición estática, sigue evolucionando y adaptándose a los tiempos. Desde sus orígenes prehispánicos hasta su reciente popularización global, el Día de Muertos es un reflejo de cómo los mexicanos perciben y celebran la vida a través de la muerte. Esta festividad, llena de curiosidades, rituales y simbolismo, sigue siendo una fuente inagotable de sorpresas y revelaciones.

 
 
 

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